martes, 1 de junio de 2010

Visita nº 15.000 del maspomada. Hoy homenaje al sr. Angel Sanz Briz




Muy buenas a todos-as.

Se está a punto de cumplir la visita número 15.000 de este vuestro blog de noticias e historias surrealistas ( o no tanto ), y como cada vez que se llega a una cifra significativa, intento hacer algo diferente, e intento hacer una historia no tan surrealista y sí realista de personajes españoles que cambiaron el mundo.

Tenía pensado para este día hablar de otros personajes, pero dado el desenlace producido ayer por las tropas israelíes a un convoy de ayuda humanitaria, he decidido que el señor Angel Sanz Briz se merecía el honor de que todos supiésemos quien era y que es lo que hizo.

Comencemos...

Aragonés de nacimiento ( 1910 ) , fue un joven diplomático franquista que cumplió una misión como encargado de negocios de España en Budapest entre 1943 y 1944. Lo que este hombre hizo en ese breve espacio de tiempo le supondría pasar a la historia como héroe de la humanidad.

Sanz Briz ingresó en la escuela diplomática en 1933, finalizando sus estudios poco antes de acabar la guerra civil española. Finalizada la contienda, obtuvo su primer destino como encargado de negocios en el Cairo. En 1942 obtuvo su segundo destino, también como encargado de negocios, pero en la embajada de española de Hungría.

La tranquila vida de Sanz Briz como encargado de negocios en la capital húngara cambió completamente cuando Alemania tomó el control de Hungría, al invadir el país en marzo de 1944. Inmediatamente el propio Adolf Eichamann, el encargado de diseñar y coordinar el sistema de traslado de los judíos a los campos de exterminio, acudió a Hungría para supervisar el asesinato masivo de los miembros de la comunidad judía del país ( unas 750.000 personas ).
Horrorizado por los planes nazis, Sanz Briz se decidió a actuar por su propia iniciativa. Sin que mediara una orden de su gobierno, éste utilizó todos los recursos posibles para evitar que miles de personas fueran conducidas a las cámaras de gas.
Tras comunicar a Madrid los detalles de la vasta operación criminal que se estaba llevando a cabo en Hungría, obtuvo del gobierno español el permiso para proporcionar documentos españoles a los judíos sefardíes que pudiese encontrar, y negociar con las autoridades húngaras el traslado a lugar seguro de dichas personas. Como cobertura legal para esta operación se utilizó un decreto de 1925 del dictador Miguel Primo de Rivera; el que ese decreto fuese derogado en 1931 fue hábilmente ocultado.
Sanz Briz procedió a proteger las vidas de los judíos, usando sus contactos con otros diplomáticos y su influencia en las autoridades locales. "el Angel de Budapest", como después sería conocido, trabajó en colaboración con el sueco Raoul Wallenberg, el Nuncio Apostólico Angelo Rota, el cónsul suizo Carl Lutz, y muchos otros.

Entre sus más fieles colaboradores se encontraba Jorge Perlasca, un amigo italiano que se autodesignaría embajador de España en Budapest cuando Sanz Briz fue obligado a abandonar la misión a fines de 1944 y que gracias a ese engaño salvó a miles de judíos a la deportación a los campos de exterminio.

Sanz Briz emitió miles de cartas de protección que garantizaban inmunidad a sus portadores. Cuando era interpelado por las autoridades pronazis de Budapest o por el mismísimo Adolf Eichmann, argumentaba que se trataba de documentos para ser entregados solo a judíos sefardíes, a quienes el gobierno de Franco les reconocía su derecho a la nacionalidad española. En realidad, los judíos sefardíes residentes en ese país eran muy pocos, pero el diplomático español convenció a las autoridades de que eran muchos más, para poder salvar así a un número mayor. Sólo una minoría de los aproximadamente 5.200 judíos que salvó Sanz Briz eran de origen español.

El plan que utilizó este señor era un sencillo truco, anclado en la larga tradición de la picaresca española. Las autoridades húngaras le concedieron la posibilidad de salvar solamente a doscientas familias, por lo que le asignaron la capacidad de emitir pases de protección, una suerte de pasaportes que les daban inmunidad diplomática numerados del 1 al 200.
Sanz Briz agradeciendo la concesión, aceptó esta limitación sin rechistar y dio órdenes a la embajada para que preparasen los salvoconductos, peor el número de poseedores de esos pases de protección no se iba a limitar a dos centenares, sino que serían tantos como como fuera posible. El truco consistía en ir creando series que iban del 1 al 200; por ejemplo, del pasaporte nº100 habían varios: de la serie A-1, de la A-2, de la A-3.... El engaño era perfecto, pues podía extenderse hasta el infinito pero, para reducir el número de series, el diplomático reinterpretó el cupo concedido y comenzó a aplicarlo no a los individuos sino a las familias. Es posible que las autoridades acabasen protestando por esa interpretación abusiva, pero Sanz Briz sabía que entre la llegada de las protestas, sus explicaciones y una nueva asignación de documentos iba a pasar un tiempo precioso.

Como ejemplo, el texto de uno de esos pases de protección era como sigue:
" Certifico que Mor Mannheim, nacido en 1907, residente de Budapest, calle de Katon Jozsef, 41, ha solicitado, a través de sus parientes en España. la adquisición de la nacionalidad española. La legación de España ha sido autorizada a extenderle un visado de entrada en España antes de que se concluyan los trámites que dicha solicitud debe seguir".

Por supuesto que el tal Mor Mannheim no tenía ningún familiar en España, pero aquel hombre y su familia pudieron escapar de los trenes que conducían a los campos de exterminio gracias a ese documento falso, fechado en Budapest el 14 de noviembre de 1944.

Sin embargo esa proliferación de salvoconductos creaba otro problema, el de la cantidad. Los nazis sospecharían algo si veían a demasiados judíos españoles por la calle. San Briz utilizó entonces unas casas que tenía alquiladas en las misma capital para que pudieran esconderse. Sólo podían salir a determinadas horas del día, y nunca todos a la vez. La embajada se encargó de alimentarles, atenderles médicamente y de mantener alejados a los nazis. Para garantizar esa inmunidad, el diplomático mandó colocar en cada uno de los edificios una llamativa placa en húngaro y alemán que decía "anejo a la Legación de España. Edificio extraterritorial". Este nuevo truco funcionó también a la perfección; ninguno de estos edificios "oficiales" fue violado. Los judíos permanecerían ocultos en ellos hasta que Sanz Briz conseguía un transporte para Suiza, España o cualquier país en donde pudieran estar a salvo de sus perseguidores.

Aunque se sabe que utilizó el soborno con algún nazi destacado para que no interfiriese en su tarea, desconocemos si las autoridades alemanas descubrieron la estratagema del diplomático español.
A finales de noviembre de 1944, el gobierno español, ante la inminente caída de Budapest en manos del ejército soviético, ordenó a Sanz Briz abandonar el puesto y trasladarse a Suiza. Este no abandonó a los judíos, gracias a la inestimable colaboración de Giorgio Perlasca, que había sido delegado oficial del gobierno de Mussolini en Budapest. Tras la rendición de Italia, Perlasca fue hecho prisionero, pero pudo escapar tras recibir un pase médico, obteniendo asilo en la embajada española. Allí pasó a ser Jorge Perlasca, con iguales derechos que cualquier ciudadano español. Al poco tiempo comenzó a colaborar con las acciones de rescate emprendidas por Sanz Briz, cuando éste tuvo que abandonar Hungría, Perlasca hizo creer al ministerio del Interior Húngaro que Sanz Briz lo había nombrado su sucesor. Acto seguido puso bajo su custodia a los miles de judíos ocultos en las casas y negoció con los nazis ( mediante soborno ) para bajar de los trenes que conducían a Auschwitz a la mayor cantidad posible de judíos.

Por su parte, a su regreso a Madrid, Sanz Briz no fue felicitado por su actuación en Budapest, ni recibió ningún tipo de reconocimiento oficial. Este continuó su brillante carrera diplomática y fue destinado a San Francisco, Washingtown, Lima, Berna, Bayona, Guatemala, La Haya, Bruselas y Pekín en donde fue embajador. Em 1976 fue destinado a Roma como embajador de España ante la Santa Sede, donde falleció el 11 de Junio de 1980.
La figura de Sanz Briz ha permanecido prácticamente ignorada por los españoles. Como suele suceder, el reconocimiento le llegaría desde el exterior; en 1991, el Museo del Holocausto Yad Vashem de Israel distinguió su acción y reconoció a sus herederos el título de Justo entre las Naciones, inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. También en el extranjero, el 16 de octubre de 1994 fue descubierta en Budapest una placa en su memoria frente al parque San Esteban, en una de las casas que sirvió de refugio a centenares de judíos.

En España, Sanz Briz sigue siendo casi desconocido, y he querido desde aquí daos a conocer quien fue este magnífico diplomático y mejor persona llamado Angel Sanz Briz, quien de manera desinteresada y justa devolvió a la vida a miles de personas. Probablemente hubiera deseado salvar muchísimos más, pero como dice Talmud: " Quien salva la vida de un hombre, salva al mundo entero "

Desde aquí, reconocer la valentía, el coraje y el honor de este ilustre español. Pues parece que en la historia de nuestra España no teníamos héroes, y sí que los tenemos y a centenares, solo hay que tener un poco de "curiosidad" y sacarles del olvido. Y recordarles al pueblo israelí lo que en otros tiempos fueron capaces de hacer muchas personas por ellos...Los barcos eran de ayuda HUMANITARIA, si sospechaban de que pudieran llevar otro cargamento, hay otras formas.....

Un abrazo muy fuerte a todos, daos las gracias por seguir leyendo este blog, y hasta la próxima aventura, que será "más divertida", como no podía ser de otra forma por aquí.

Muchas felicidades a todos, y sobre todo al 15.000. Esperemos que seamos muchísimos más.





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