lunes, 2 de mayo de 2011

historias pomaderas:capítulo 11º "hablemos de...la Ciudad del Vaticano"


Muy buenas tardes a todos y a todas. Este capítulo de hoy se lo quiero dedicar a un buen amigo mío de la infancia, del que tuve el placer de compartir pupitre y pistas de baloncesto, no es otro que mi buen y querido Juan Carlos Caña.

Como le prometí hace un par de días, hoy voy a hablar o mejor dicho contar un poco la historia del Vaticano. Comencemos ...

El 6 de febrero de 1922 Damiano Achille ratti ocupó la cátedra de San Pedro con el nombre de Pío XI. Aparentemente sólo es uno más de los doscientos y pico papas que ha tenido la Iglesia. Pero el fondo de su política es más que reseñable, porque con él, con Pío XI, el Vaticano adquirió la condición de estado independiente. El estado con el índice de natalidad más bajo del mundo.
Bien es cierto que fue Pío XI quien consiguió un Estado para la Iglesia. Pero de no haber sido él hubiera sido otro, porque ya tocaba llegar a un acuerdo por doble interés: Mussolini quería arrimarse las simpatías de los católicos y el papa quería de una vez por todas un Estado reconocido en el panorama internacional. Le tocó reinar a Pío XI y por eso le tocó también a él firmar con Mussolini los pactos de Letrán, de donde salió la Ciudad de Vaticano.

La bronca venía de antiguo, aunque tampoco conviene remontarse a cuando los papas eran señores feudales y dueños de media Italia en nombre de los Estados Pontificios. Pero el Estado Italiano y el papa se retiraron la palabra definitivamente en 1870, cuando el rey Victor Manuel II anexionó a Italia esos Estados Pontificios; o sea; Roma, porque los papas querían Roma toda para ellos. Pontificaba por aquel entonces Pío Nono, que ante la decisión del rey agarró el canasto de las chufas y decretó el auto-cautiverio en el Vaticano. Esto suena raro, pero fue así. Es lo llamamos vulgarmente un encierro.

A partir de Pío Nono los papas se encerraron y le retiraron a todo el mundo la bendición urbi et orbi. Hasta que Pío XI, elegido aquel 6 de febrero, pudo reanudar conversaciones con Mussolini, y Mussolini le dio el completo gobierno de un territorio llamado desde entonces Ciudad del Vaticano. Por lo demás, muy poco que añadir, salvo que Pío XI pactó con Hitler, bendijo a las tropas fascistas italianas y se hizo amiguete de Franco. De izquierdas, seguro, no era...

A continuación os voy a contar la historia de la primera piedra de San Pedro...

El papa Julio II era un gran vanidoso, y su petulancia le llevó a encargar el más majestuoso sepulcro de toda la cristiandad. Se le confió a Miguel Angel, y el artista diseñó un mausoleo de tales dimensiones que no entraba en ningún sitio. Solución, había que remodelar el pequeño templo de San Pedro para que el sepulcro de Julio II pudiera lucir con todo su esplendor. El 18 de abril de 1506 Julio II colocaba la primera piedra de la basílica de SAn Pedro. En resumen, más de un siglo de trabajos y un daño colateral: el nacimiento de la reforma protestante.
Construir la Basílica de San Pedro llevó ciento veinte años y, claro, como no hay arquitecto que viva tanto, se iban sucediendo unos a otros. El que venía corregía lo que había hecho el anterior, y el siguiente corregía sobre lo corregido. Bramante fue el primero. Luego Rafael modificó el proyecto de Bramante, Antonio Sangallo el de Rafael y Miguel Angel el de Sangallo. Y así continuó el asunto con un par de arquitectos más.

Pero la construcción de la nueva Basílica de San Pedro no se llevó sólo mucho tiempo, también necesitó mucho dinero. Así que había que sacar cuartos de donde fuera.
El mejor invento se hizo durante el papado siguiente a Julio II, el de León X, y consistió en la venta de indulgencias, un negocio que funcionó como sigue. El papa vendía por cantidades astronómicas a los arzobispados la posibilidad de predicar y vender títulos de indulgencias, que a su vez los arzobispados vendían a los católicos que querían asegurarse un lugar en el cielo. En aquel siglo XVI los cristianos vivían aterrorizados por el temor al infierno, así que nadie se oponía a pagar por un título que les librara de las llamas eternas.
Ese dinero llegaba ala banca Fugger, que era la que estaba financiando las obras de San Pedro. El negocio soliviantó al monje Lutero, Alemania se negó a pagar las indulgencias y el gran cisma de la cristiandad quedó visto para sentencia. Conclusión: la construcción de San Pedro provocó la pérdida de millones de fieles, y todo porque Julio II se empeñó en meter su tumba dentro. Total, para que al final acabara enterrado en un sepulcro más pequeño y en otra Iglesia...

Bien amigos; esta ha sido la historia ( resumida ) del origen de la Basílica de San Pedro. Ya sabemos como se creó y los motivos que llevaron a ello, ahora que cada cual saque sus conclusiones, yo tengo las mías y me las guardo para mí.

Un abrazo de todo corazón a mi grandísimo amigo Juan Carlos; decir que su hijo es una monería, y espero verte pronto después de tantos años...

Otro beso enorme como siempre a la mujer que más quiero en este mundo, ella ya lo sabe...

Buenas tardes a todos.

Jesús González.

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