martes, 13 de diciembre de 2011

Carlitos II el hechizado Versus Felipe II el relicario; en maspomadahistory




Muy buenas tardes a todos una vez más a esta máquina del tiempo en el que la historia es nuestro primordial objetivo.
Amigos, hoy os voy a contar la historia de un personaje negro en nuestra España, y enseguida os voy a contar su vida...

Al rey Carlos II le llamaron el Hechizado. Falleció el 1 de noviembre del año 1700, pero sólo un mes antes de morir, el 2 de octubre, firmó un testamento que montó un buena en Europa: como murió sin descendencia, declaró al duque de Anjou, futuro Felipe V, heredero de la Corona De España, decisión que nos trajo la famosa Guerra de Sucesión. La consecuencia de la esterilidad de Carlos II fue que los Borbones ganaron el trono.

Carlos II tuvo más enfermedades en sus escasos años de vida que un tratado de medicina. Sufrió sarampión, raquitismo, viruela, problemas gástricos, paludismo, hidrocefalia, fiebres tercianas y, lo que era peor, hipogenitalismo, osea, que sólo tenía un testículo, y no precisamente a pleno rendimiento. al rey se le intentó curar con miles de remedios, y eso que no conocía la mutua Fremap, que sino le dan el alta en dos días. Al rey se le intentó curar con miles de remedios, y de hecho el verdadero milagro es que sobreviviera casi treinta y nueve años, cuando nadie daba un duro por su vida casi desde que nació. Al rey, lo que más le preocupaba era su esterilidad, porque de ella dependía un inmenso territorio.

Primero se pensó que la culpa, como no, era de su primera mujer, Maria Luisa de Orleans, que se quejaba de la eyaculación precoz de su marido. Luego se creyó que había sido víctima de un hechizo, y más tarde algún iluminado le convenció de que el origen de todos sus problemas estaba en que no se había despedido de su padre en el lecho de muerte. Como iba a despedirse el chaval, si Felipe IV murió cuando Carlitos tenía cuatro años. El caso es que como Carlos II lo intentaba todo, ni corto ni perezoso se plantó en el Escorial, mandó exhumar la momia de su padre y se quedó allí unos minutos con ella. Ni que decir tiene que volvió a Madrid tan estéril como cuando se fue.

En otra ocasión intentó curarse con las momias de San Isidro y San Diego de Alcalá, para lo cual se trasladaron los restos de estos dos santos hasta unas capillas cercanas a palacio. Carlos II tenía especial confianza en la momia de San Diego, incorrupto ( momificado, en realidad ) porque su bisabuelo Felipe II también la utilizó para curar a uno de sus hijos. Pero el remedio tampoco sirvió de mucho, porque San Diego ni le repuso el testículo que le faltaba ni mucho menos le desatrofió el único que tenía.

Cuando murió se le realizó una autopsia, algo poco común con los reyes españoles. Según el informe de los médicos, el corazón era tan pequeño como un grano de pimienta, los pulmones estaban corroídos, los intestinos, gangrenados, el testículo estaba negro como el carbón, y la cabeza llena de agua. No tenía desperdicio.

La llegada de los Borbones al trono español tuvo sus orígenes en la Guerra de Sucesión, pero si tiramos del hilo queda claro que la culpa la tuvo el único y atrófico testículo del rey Carlos II.

Menudo fue el "malito" de Carlitos II, pero ahora en este versus tenemos a otro que tampoco fue manco. Ahora le toca el turno a Felipe II.

Felipe II tenía obsesión por los santos. Los tenía fritos, porque constantemente llevaba de acá para allá sus reliquias para sentirse más protegido. Sin embargo, cuando a uno le llega la hora, no hay santo ni patrón que le libre de la muerte. El rey Felipe II murió en su cama del monasterio del Escorial en septiembre de 1598. Se fue el día 13, mal día. Eso sí, no se murió hasta que su entierro lo tuvo perfectamente organizado.
Don Felipe estuvo agonizando con su maldita gota durante casi dos meses. En medio de unos dolores insoportables quiso rodearse en sus aposentos del mayor número posible de pedacitos de santos, porque veía cerca su muerte. Mandó que le trajeran la rodilla y el pellejo de San Sebastián; una costilla del obispo San Albano; el brazo de San Vicente Ferrer; otro hueso de San Ivón...y esto por citar sólo cuatro.

Cada mañana, durante dos meses, Felipe II hacía que le acercaran todas las reliquias para besarlas y pasárselas por la pierna enferma. Y las tenía perfectamente contadas, porque a veces debía advertir a fray Martín de Villanueva, a cargo de las reliquias, por su olvido en darle el fémur de San Fulano o la rótula de Santa Mengana.

Precisamente a la obsesión por los huesos ajenos se debe que el monasterio de El Escorial guarde lo que se considera, probablemente, el mayor relicario del mundo: a los lados del altar mayor, en las capillas laterales, se guardan a buen recaudo 144 cráneos, todos de santos; una docena de esqueletos, igualmente sagrados, y más de 4.000 huesos que en algún momento llevaron puestos casi todos los santos del martirilogio. Casi todos, porque dos o tres se libraron, entre ellos el Apóstol Santiago, y esto sea quizá la prueba más fehaciente de que en la tumba de Compostela no está el patrón. De haber estado allí los huesos del apóstol, a Felipe II no se le hubiese escapado.
El segundo empeño del rey antes de morir, y después de la recolección de reliquias, fue dejar perfectamente metido todo en su funeral. Felipe II ordenó que abrieran el ataúd de su padre, el emperador Carlos V, para ver cómo estaba amortajado y dispuesto, porque él quería quedar de manera idéntica. también dispuso cómo debía ser su féretro y exigió que estuviera terminado para darle el visto bueno. Ordenó que se construyera un ataúd de plomo que cerrara herméticamente y evitara los malos olores, féretro que luego debía introducirse en otro realizado con un tipo de madera muy especial, la del árbol del paraíso. El capricho tiene una explicación: con la madera de este árbol se construyó un galeón portugués que permaneció olvidado y pudriéndose en el puerto de Lisboa. El rey, veinte años antes de su muerte, compró el galeón e hizo que lo llevaran a El Escorial; que por aquel entonces parecía Nueva York. Con la madera del barco se hicieron cruces, bancos, vigas...Pues bien, en su lecho de muerte pidió que una de las vigas de esa madera se convirtiera en tablas para su ataúd.

Llegó evidentemente la hora de su muerte, y se abrió el testamento para cumplir con los oficioso religiosos que Felpe II dejó dispuestos: tuvieron que celebrarse 62.500 misas, y cuando se hubieran dicho éstas, ordenó otras 6 misas diarias, más de 24 de réquiem en los aniversarios de su nacimiento y muerte, más otras muchas que resultaría largo relatar. No es que sorprendiera la petición, porque tal era la costumbre de los reyes, reinas y nobles para asegurarse una parcela en el cielo. Dentro de lo que cabe, Felipe II fue prudente con el número, porque según relata el estudioso Javier Varela en " la muerte del rey ", otros soberanos posteriores, como Felipe IV y Carlos II, pidieron 1000.000, y 300.000 fueron las que solicitó María Luisa de Orleans.

La puntilla la dio Felipe II al pedir que jamás dejara de haber dos frailes jerónimos rezando permanentemente frente a su sepulcro. Falta documentación respecto al tiempo que aguantaron los jerónimos con tal capricho, pero lo único cierto es que ser fraile en la época de Felipe II era un oficio agotador.
Si los pobres de los jerónimos hubiesen estado contratados a tiempo parcial...cuantos y cuantos jerónimos hubieses pasado por allí...Así se acaba con el paro en un pestañeo !!!

Bien amigos, espero que os haya gustado este versus entre estos dos personajes de aquella España de aquella época, y en la que lo único que aún sigue son....los Borbones. Muy buenas tardes a todos

Jesús González

5 comentarios:

  1. Felipe II era un Austria ,hijo de Carlos I de España y V de Alemania ,con Felipe II Portugal era parte de España junto a sus colonias de Ultramar ,la unión de ambas hizo el Imperio más extenso que nunca se haya conocido ,de ahí que se dijera lo del Imperio donde nunca se ponía el sol,más tarde fue cuando reinó el Hechizado Carlos II,un abrazo

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  2. Oye me está gustando eso de Lord en vez de messié ,da un tanto más de caché ,jejejeje ,gracias Excelencia ,a sus pies ,siempre.

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  3. a los suyos excelencia. Por cierto, el distinguido público que nos rodea está pidiendo a gritos su propio Blog !!!!

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