sábado, 9 de junio de 2012

Normandía 6 de junio de 1944



Muy buenas y trepidantes noches a todos. 
Hace escasos tres días se cumplieron 68 años del desembarco de Normandía, y desde aquí queremos rendir un homenaje a todos y cada uno de los que tuvieron la suerte y la desgracia de estar allí. Sin más dilación comencemos con el relato de hoy.


Es posible que el momento que marcó de manera decisiva el desenlace final de La Segunda Guerra Mundial fuera el Día-D: el 6 de junio de 1944, las fuerzas de desembarco aliadas pusieron pie en las playas de Normandía, tras superar las defensas costeras  de la denominada " Muralla del Atlántico", y consiguieron consolidar una amplia cabeza de playa.


Aunque la lucha se prolongó con excepcional dureza en las semanas posteriores  al desembarco, debido a la encarnizada resistencia de los defensores alemanes, la suerte de la Alemania nazi ya estaba sentenciada. El mítico mariscal Erwin Rommel no se llamaba a engaños; ya había anunciado que el ataque aliado debía ser rechazado en las playas o, por el contrario, la "fortaleza europea" de Hitler tendría los días contados.


Como en tantas ocasiones, el Zorro del desierto no se equivocaba. Pese a que los alemanes defendían con sangre cada palmo de terreno, especialmente los fanatizados soldados de las Waffen SS, cada día llegaban más refuerzos a las playas y la balanza se iba desequilibrando  inexorablemente del lado aliado.


Rommel comparaba la situación con un embalse que estuviera apunto de reventar por la presión del agua, amenazando con llevarse todo por delante. Según su parecer, la mejor opción era retirarse hasta el río Sena. Esa barrera natural permitiría a los alemanes atrincherarse en la otra orilla, obligando a las tropas aliadas a realizar un gran esfuerzo para superarla.


El prestigioso mariscal hizo llegar a Hitler su temor a que ese dique de contención en Normandía se derrumbase y los Aliados se extendiesen sin oposición en dirección al Reich.
Pero el Füher no quería ni oir hablar de la posibilidad de una retirada. La propuesta de retroceder hasta el Sena no provocó más que la ira del dictador germano, enviando un agrio mensaje a Rommel en el que se le conminaba a "mantener su posición".
El Zorro del desierto recibió esta respuesta mientras se encontraba reunido con otros oficiales, pero aún así no tuvo reparos en expresar su enfado ante esta irresponsable actitud diciendo en voz alta: "¡ Este hombre está loco !".


En este tenso ambiente, en el que las tropas alemanas en Normandía temían verse superadas en cualquier momento , sucedieron dos extraños episodios que, aún hoy, no cuentan con una explicación.


A primera hora de la mañana del 4 de julio, en el sector de Caumont, los soldados norteamericanos pertenecientes a la 1ª División de Infantería hicieron un llamamiento dirigido a los alemanes. Utilizando un altavoz, requirieron la presencia del oficial germano que estuviera al mando, asegurando que tenían una propuesta interesante.


Sorprendidos por este hecho inusual, los soldados alemanes que estaban en la zona fueron en busca de su superior. Se presentó el oficial y los norteamericanos explicaron que tenían en su poder un grupo de siete enfermeras alemanas que habían sido capturadas tras la caída de Cherburgo ( donde algunos estuvieron de Erasmus ) y querían entregarlas a sus compatriotas. Extrañamente, no exigían ninguna contrapartida, ni siquiera pretendían intercambio de prisioneros.
La extraña propuesta llegó a conocimiento del general Hans Speidel, hombre de confianza de Rommel, el cual, obviamente, dio permiso para recibir a las enfermeras.


A las tres de la tarde en punto se declaró una tregua para poder llevar a cabo la entrega de las enfermeras. Al cabo de unos minutos, dos capitanes del Ejército Norteamericano, Quentin Roosvelt y Fred Gercke, avanzaban por la carretera situada en tierra de nadie, mostrando una bandera blanca y acompañados de las prisioneras.
El encargado de recibir a las enfermeras fue el mayor Hans Heeren, el comandante del Batallón de Reconocimiento de la 2ª División Panzer.. Heeren conversó brevemente con los dos capitanes, agradeciéndoles el inusitado gesto. Una vez libres, las mujeres acompañadas por el oficial alemán, se dirigieron hacia las líneas alemanas.


El encuentro duró apenas diez minutos, pero la tregua no finalizó en ese momento, sino que se extendió hasta las siete de la tarde. ¿ Cuál fue la razón ?


Después de la guerra, en octubre de 1945, el testimonio del coronel alemán Walter Bargtzky arrojó luz sobre este curioso cpítulo. En esos momentos, Walter estaba a las órdenes del gobernador militar de Francia, el general Karl-Heinrich Von Stuelpnagel. Por encargo del gobernador, él mismo redactó una carta en inglés que debía ser firmada por el mariscal Rommel , dirigida al general británico Bernard Montgomery.


Al parecer, la liberación de las enfermeras fue aprovechada para trasladar la propuesta, de ahí que las armas se mantuvieran calladas durante ese tiempo, necesario para valorar el contenido de la misma. Según Walter, seis oficiales alemanes se dirigieron a las líneas aliadas para entregar la misiva.
En la carta se apuntaban las condiciones necesarias para establecer un armisticio en el oeste. Rommel retiraría sus tropas, no ya al otro lado del Sena, sino tras la línea Sigfrido, en la frontera alemana. a cambio, los Aliados debían interrumpir el bombardeo continuo al que estaban sometiendo a las ciudades germanas. De este modo la Wehrmacht podría dirigir todas sus fuerzas contra los soviéticos. 


Se desconoce la reacción de los Aliados frente a esta proposición - si es verdad que se formuló -, pero lo que es cierto es que, una semana después, se repitió un episodio prácticamente idéntico.


En este caso se trataba de la entrega de dos enfermeras y siete secretarias, capturadas también en la toma de Cherburgo ( cuanto movimiento había allí ). El mismo capitán Quentin Roosevelt fue el encargado de organizar la liberación, pero ese día no disponían de altavoces, por lo que el propio Roosevelt avanzó hacia las líneas enemigas con una bandera blanca. Curiosamente, eran las tres de la tarde, la misma hora a la que se había producido la tregua anterior.
Los tres soldados germanos, que con gran sorpresa, recibieron la visita del oficial norteamericano, fueron a buscar a un capitán, que dio también permiso para la entrega.
Al cabo de unos minutos, varias ambulancias aparecieron en escena, transportando a las prisioneras, que fueron liberadas. Aunque todo el encuentro no se extendió más allá de veinte minutos, se produjo otra tregua de cuatro hora. ¿ Fue aprovechado este alto el fuego para transmitir a los alemanes alguna respuesta ?


Es muy difícil establecer exactamente lo que ocurrió en aquellos confusos momentos. Tan solo tenemos  indicios que muestran que sucedió algo inhabitual. Para comenzar, no era frecuente que se produjeran entregas unilaterales de prisioneros, poniendo en riesgo la vida de los propios hombres. ¿ Qué obtenían los Aliados a cambio ?.
En el caso de que los Norteamericanos deseasen realmente liberar a aquellas mujeres por motivos humanitarios, lo más lógico es que hubieran recurrido a la Cruz Roja para que organizase la entrega de los prisioneros, pues era el método empleado habitualmente para resolver estas situaciones.


Tampoco se encuentra explicación lógica a las treguas de cuatro horas que se dieron en ambas ocasiones. ¿ Quiénes decidieron que se produjese este cese del fuego ? ¿ Cuál era su propósito ?


Son demasiados interrogantes sin respuesta, pero que invitan pensar que el mariscal Rommel abrigaba un deseo firme de llegar a un acuerdo con los Aliados que permitiera alcanzar un armisticio en el oeste. No sabemos si Montgomery recibió la propuesta de su adversario y si fue él el que la rechazó, o si consultó con los otros mandos aliados. Pero llegados a este punto ya solo podemos hacer conjeturas.


Los Aliados no reconocerían nunca estos contactos, puesto que se habían comprometido con los soviéticos a no llegar a ningún acuerdo con la Alemania nazi. Tan solo se aceptaría la rendición incondicional y en todos los frentes, por lo que, si hubiera trascendido la posibilidad de cualquier tipo de acuerdo parcial, se habría resquebrajado la, ya de por sí deteriorada, confianza entre los Aliados occidentales y la Unión Soviética.


Pero Rommel era consciente de que ese acuerdo era el único que podía salvar a Alemania de la destrucción. Evidentemente , Hitler no era de la misma opinión. Unos días después , Rommel le dirigió una carta en la que le describía sin ambages la precaria situación por la que atravesaba el frente. En ella le aseguraba que la situación era cada más insostenible y que la superioridad aliada era ya aplastante, lo que provocaba la innecesaria pérdida de valiosas tropas. Por ello, Rommel proponía de nuevo retirarse a posiciones defendibles.


La áspera respuesta de Hitler no pudo ser más decepcionante para el general: " Encárguese de sus tropas, que yo me encargaré de la guerra ".


Rommel parecía dispuesto a hacer cualquier cosa por obtener la paz en el oeste, pero un suceso cerró de golpe toda posibilidad. El 17 de julio, el mariscal estaba realizando una ronda de reconocimiento en su vehículo Mercedes descapotable, cuando fue atacado por un caza británico.
Recibió una herida en mejilla izquierda, que le obligó a ser trasladado a Alemania para ser hospitalizado. 
Durante la marcha de Rommel, no volvió a darse otro alto el fuego, sino que las tropas germanas lucharon con más fanatismo, si cabe.
No era ya posible ningún acercamiento para alcanzar la paz. Hitler había logrado su propósito de que sus tropas luchasen  hasta el último hombre y la última bala.


Nunca sabremos lo que podría haber ocurrido si Rommel hubiera continuado destinado en Normandía. Seguramente, tampoco se sabrá  hasta qué punto se estuvo cerca de llegar a algún acuerdo con los Aliados. Esto lo podría haber aclarado el propio Rommel después de la guerra, pero no sobrevivió para explicarlo. Tras el atentado frustrado contra Hitler del 20 de julio de 1944, el nombre del veterano militar apareció en las lista de conspiradores. Mientras que algunos aseguran que su implicación, si es que la hubo, no dejó de ser marginal, también se afirma que el plan incluía colocar a Rommel en la jefatura del nuevo Estado.


El testimonio de algunos encausados durante la feroz represión condujo hasta Rommel. Así pues, el 14 de octubre de 1944, dos generales de las SS, Wilhem Burgdorf y Ernst Maisel, se presentaron en su casa para trasladarlo a Berlín. En realidad le plantearon una terrible disyuntiva; un proceso público ante el Tribunal del Pueblo, acusado de traidor, o el suicidio con una cápsula de cianuro.


El mariscal negó haber tenido ningún contacto con los conspiradores, pero eso no le libraría d ede su arbitraria condena. Por el bien de su familia, Rommel eligió lo segundo. En el colmo del cinismo, Hitler concedió a Rommel el honor de ser enterrado en un solemne funeral de Estado e incluso ordenó erigir un monumento a su memoria.
Pese al respeto y la admiración personal que Hitler sentía hacia Rommel, no dudó en eliminarle. ¿ Cómo se explica ? Teniendo en cuenta los intentos de armisticio que se produjeron en Normandía, con  la aquiescencia o el impulso del mariscal, cabría la posibilidad de que la intención de Hitler fuera cortar de raíz cualquier intento de alcanzar un compromiso con los Aliados, más que castigar la supuesta colaboración de Rommel en el atentado del 20 de julio.


¿ Hasta qué punto influyeron las extrañas treguas de julio de 1944 en la injusta eliminación de Rommel ?


Nunca se sabrá la respuesta, pero lo que está claro es que , de haber fructificado estos tímidos intentos de armisticio en Normandía, se hubiera  podido evitar la muerte y la destrucción que asolaron Alemania en los últimos meses de la contienda.


Amigos, lo que sí que nos ha quedado claro después de ver todo esto, es que para negociar con el enemigo hay que tener secretarias. Cuando queramos negociar con nuestra empresa, intercambio de secretarias que te crió !!!. Que en la seguridad social te atienden mal, pues secuestramos secretarias y ya está. Y ya de las enfermeras ni te cuento. Nos vamos al Hospital Civil y secuestramos unas 50 y ya tendremos con qué negociar !!!!.


Feliz Sábado a todos, y a los chicos de Nigeria también !!!!!

Jesús González.



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