lunes, 25 de noviembre de 2013

Historias de la Segunda Guerra Mundial: FANTA la bebida nacida en el Tercer Reich.


Muy buenas y refrescantes tardes a todos desde el centro centrísimo de Berlín. Antonio doble 00 Castillo y yo hemos decidido a mover algunas burbujas por aquí mientras la srta. O´Millan hace algunas comprillas por el centro, lo normal en Berlín.

Fanta, marca de renombre mundial también tiene su origen en el turbulento período en el que los nazis detentaron el poder en Alemania. Esta popular marca surgió bajo el régimen nazi en 1942, como reacción ante cierre de las importaciones del jarabe concentrado de Coca-Cola que llegaba de forma regular desde los EEUU antes de que estallase la Segunda Guerra Mundial.
En Alemania se vendían cerca de 5.000.000 de botellas de Coca-Cola al año, producidas en las 43 fábricas que la marca poseía en el país. Hermann Goering favoreció la expansión de Coca-Cola, pero su objetivo final era nacionalizar la empresa y apropiarse de la fórmula que posibilitaba su fabricación. Por aquella época muchos alemanes desconocían que Coca-Cola fuese una marca norteamericana.
Hasta la entrada de EEUU en la guerra, en diciembre de 1941, las relaciones de Coca-Cola con su filial germana «la Coca-Cola GmbH» continuaron, a pesar de que el gobierno de Washington apoyaba a Gran Bretaña, pero a partir de ese momento quedaron cortadas. Los empresarios alemanes dueños de las embotelladoras se encontraron con la imposibilidad de seguir fabricando la bebida. Así pues, el director de Coca-Cola GmbH, Max Keith, decidió crear una nueva bebida que permitiera rentabilidad las costosas instalaciones y continuar así con el negocio.
El resultado de esta iniciativa fue un refresco afrutado, que se obtenía mezclando los ingredientes que en esos momentos estaban disponibles en Alemania. La fórmula era variable, puesto que dependía de las existencias que hubiera en cada momento, pero el brebaje solía contener fruta, pulpa de manzana empleada en fabricación de sidra, subproductos de la industria del jamón y del queso, y endulzado todo ello con sacarina y un pequeño porcentaje de azúcar.

Se había creado el producto que debía sustituir a la Coca-Cola, pero faltaba el nombre comercial: Según Max Keith, debía ser impactante y fácil de recordar. Como no hubo acuerdo entre los expertos de la empresa para escoger uno, Keith decidió convocar un concurso entre sus empleados. Joe knipp, un veterano vendedor, reflexionó sobre las indicaciones de Keith, que les había propuesto que dejaran volar su imaginación y fantasía para encontrar el nombre adecuado, y propuso el de "Fanta", derivándolo de la palabra Fantasie ( Fantasía, en alemán ). Por supuesto Kinpp ganó el concurso y se puso su nombre a la bebida.
La marca de la nueva bebida quedó registrada, se creó una botella de diseño exclusivo y la maquinaria de venta se puso de nuevo en marcha. Ante el temor de que el consumidor se mostrase reticente a probar el nuevo refresco, se decidió incluir la frase "es un producto de Coca-Cola GmbH", como garantía de calidad.
Fanta se estrenó con un gran éxito, al vender en 1943 un total de 3.000.000 de cajas. También es cierto, que se solía usar la Fanta para endulzar las infusiones, ya que el azúcar estaba racionado.

El grado de colaboración de Max Keith con el régimen nazi es objeto de controversia. Aunque se le encomendaron las delegaciones de Coca-Cola en los países ocupados y contó siempre con el apoyo del gobierno, parece ser que Keith se mostraba distante con los jerarcas del Tercer Reich y, de echo, nunca se afilió al Partido Nazi.
En Atlanta, el la sede de Coca-Cola en EEUU tampoco sabían si Keith trabajaba para los nazis o se limitaba a mantener la producción de las fábricas de Coca-Cola por lealtad a la empresa. Al ser imposible la comunicación con él, la duda permanecería hasta el final de la contienda.
Serían precisamente los bombardeos aliados sobre las instalaciones industriales los principales enemigos de las botellas de Fanta; estas eran las primeras en sufrir las consecuencias, al romperse con facilidad debido a las vibraciones provocadas por las ondas expansivas. Como solución, se optó por almacenarlas llenas de agua en sótanos profundos. Pero los esfuerzos serían inútiles, ya que las 43 fábricas existentes serían destruidas en su totalidad.
Finalizada la guerra, se pudo comprobar que Keith no solo no estaba a favor del Tercer Reich, sino que había llevado a cabo acciones encaminadas a proteger a algunos empleados que estaban en el punto de mira de la Gestapo.
En medio de un país en ruinas, se reinició casi de inmediato la fabricación de Coca-Cola, así como la de Fanta, cambiando en este caso los precarios ingredientes que se habían utilizado hasta el momento. El éxito volvió a sonreír a la empresa y las ventas crecieron, contribuyeron así al milagro alemán, la espectacular recuperación económica de la Alemania de postguerra. En la actualidad, esa bebida nacida en tan curiosas circunstancias goza de una extraordinaria popularidad, presentándose con 70 sabores distintos y siendo distribuida en 180 países.

Y ya brindando mi buen amigo, colaborador y agente secreto Antonio Castillo y yo con Fanta y por supuesto Miskalla Kristal, un excelente vodka bielorruso esperamos que regrese de sus compras la srta O´Millan y sus 89, 1 porteadores.

Un saludo a todos. 


@maspomada.

Jesús González.2013

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