viernes, 10 de enero de 2014

Otra de Darwin: el coche volador


Muy buenas noches oscuras. Los estadounidenses por fin han dicho que lo del vórtice ese que les está pelando el culín es fruto del cambio climático y del calentamiento global, que raro viniendo de los que más contaminan el planeta y que además compran a los países pequeños sus derechos de contaminar, en fin. La Srta. O´Millan ha cambiado su estado civil por el de Lady McMillan II, fruto de la compra de un terreno en las Higlands escocesas, más concretamente de un terreno de 5 metros cuadrados, pero que según le informó el individuo que se la vendió, el que posea estas tierras adquiría inmediatamente el título de Lord o Lady ( en su caso ), con lo que Lady McMillan tiene derecho a todos los privilegios que ello conlleva, ya se la puede ver copeteando por Buckingham Palace con la reina mama-madre. Otra de las noticias que nos ha llenado de orgullo es a cerca de nuestro Ron Bacardí. En plena ley seca en EEUU, la familia Bacardí se las ideó para traer a todos aquellos norteamericanos a beber a Cuba, sí señor, en plena ley seca de 1920, en lugar de ser una amenaza para Bacardí por tener su planta embotelladora en Nueva York, tuvo un efecto contrario desde el momento en el que los Bacardí le dieron la vuelta al problema con una potente campaña publicitaria en la que animaban a los norteamericanos a viajar a Cuba para beber como lo hacían en los EEUU. Atrajeron a hordas de turistas a su bar art decó, incluidas celebrities y, según cuenta, la realeza española.

Bueno, vórtices a parte, visto el éxito que tiene esto de los premios Darwin, aquí traemos otra historia. 
Cierto día, la Patrulla de Carreteras de Arizona tropezó con un montón de metal derretido empotrado en la ladera de un precipicio, junto a una curva de la carretera estatal. Los restos parecían a los de un accidente aéreo, pero tenían aspecto de automóvil y, además, no se había informado de ningún accidente aéreo en la zona. Con ciertas dificultades, un laboratorio forense reconstruyó lo que allí había pasado. Parece ser que el conductor de un automóvil preparado había conseguido de alguna manera una unidad JATO ( Jet Assisted Take Off; es decir, un cohete de combustible sólido ) de las que se utilizan para dar un empuje extra a los aviones militares de transporte pesado para despegar en los aeródromos cortos, y se la había instalado a su automóvil Chevrolet Impala. Luego o condujo hasta una carretera del interior del desierto de Arizona, donde encontró un largo tramo recto. Entonces, conectó la unidad JATO a su coche, se sentó al volante, lo puso en marcha, cogió velocidad y encendió el dispositivo de motor de reacción...los policías estimaron que el conductor encendió el cohete a una distancia de cinco kilómetros aproximadamente, del lugar de choque, donde habían hallado unas claras huellas de derrape y asfalto quemado. El ingenio casero alcanzó un empuje máximo en menos de 5 segundos, con lo que el Chevy alcanzó velocidades de más de 560 km/h y continuó a máxima potencia durante unos 20 ó 25 segundos adicionales. El conductor, que no era piloto, habría experimentado lo más parecido a las fuerzas gravitatorias que normalmente están reservadas a los pilotos de los cazas. Aquel choque le provocó quedar inconsciente durante el resto del suceso. No obstante, siguió sobre la carretera durante aproximadamente 4 kilómetros ( 15 ó 20 segundos ) antes de que el conductor pisara y quemara completamente los frenos, reventara los neumáticos y dejara marcas de goma sobre la superficie de la carretera. Llegó a volar durante 2,3 kilómetros, impactando en la ladera de un precipito a una altura de 40 metros, lo que dejó un cráter negro de casi un metro de profundidad en la roca. La mayor parte de los restos del conductor no se encontraron; no obstante, se extrajeron algunos  fragmentos pequeños de hueso, dientes y cabellos del cráter y de una uña en un trozo de material que parecía ser un trozo de volante.

Nuestro genio del espionaje, nuestro asesor espacial, nuestro ingeniero de la química oculta, Antonio Doble 00 Castillo y su hermano, el Triple 000 Jose Luis Castillo, quieren echar por tierra el fracasado intento del personaje ese de más arriba. Han conseguido otra unidad JATO en el rastro de la Rosaleda y ya se lo han adaptado al vehículo de Antonio, un seat 127 de 47 cv. del año 1975. Minuciosamente, han colocado todas las piezas en el vehículo, todo ya está listo para que a la voz de Ahooooooooooooooooooraaaaaaaaaa !!!!! los Castillo´s salgan disparados como cuando salen del curro un viernes por la tarde.
Los resultados de la prueba fueron estos: 

Cuando Antonio arrancó el coche y alcanzó la velocidad máxima del 127; es decir, los 80 kilómetros por hora, Jose Luis accionó el botón que activaba el JATO, en ese momento el 127 tuvo una aceleración que puso el coche a 789 km/h, pasado de 80 km/h a 789 km/h en 2,1 segundos. El 127 en menos de 4 metros inició un asenso vertiginoso de 987 metros de altura, en ese momento inició una serie de tirabuzones y piruetas vistas por todos los paseantes de la playa de la malagueta en Málaga. El pedal del freno de Antonio salió por los bajos del vehículo, Jose Luis vomitó unas 45 veces en menos de un minuto, mientras que Antonio intentaba enderezar el 127. Cuando por fin se le acabó el combustible del 127, Antonio logró posar el vehículo en plena calle Larios. Aquí los únicos daños colaterales fueron las innumerables diarreas que padece Jose Luis. Como era de esperar Antonio pudo dominar el vehículo y batir todos los récords habidos y por haber, desde los 100 metros lisos hasta el 4 por 400. Su coche descansa en el taller de Faly en ciudad jardín ( Málaga ) listo para ir al trabajo el próximo día.

Un fuerte abrazo a todos.
@maspomada

Jesús González.2014





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