jueves, 12 de septiembre de 2013

hablemos de: La Estatua de la Libertad.


Muy buenas tardes a todos. Estamos tan acostumbrados a identificar la Estatua de la Libertad con EEUU, más concretamente con Nueva York que apenas nos hemos molestado en averiguar algo de su origen. Bien amigos, hemos enviado a nuestro doble 00 hasta Nueva York en un hidropedales para que se informe bien, mientras tanto podemos contar lo siguiente.

El 28 de octubre de 1886 el presidente Glover Cleveland inauguró, con diez años de retraso, la Estatua de la Libertad. Fue un regalo del Gobierno francés a los estadounidenses para celebrar el primer centenario de su independencia, pero la estatua dio tantos problemas que tardaron una década en solventarlos. 
A día de hoy la Estatua es algo colosal, pero en su momento fue un regalito envenenado. Primero, porque los franceses obsequiaron la estatua, pero luego había que buscar dónde poner ese armatoste y construir un pedestal que la sustentara. Y solo hacer el pedestal valía una pasta.
Se pidió a los estadounidenses que contribuyeran, que participaran en actos culturales para financiar la obra... pero allí no soltaba nadie un centavo. Tuvo que ser el magnate de la prensa Joseph Pulitzer, de dudosa catadura moral, el que pusiera a parir a los americanos desde las páginas de sus periódicos acusándolos de tacaños y agarrados. Ahí reaccionaron y por fin se consiguió el dinero para construir el inmenso pedestal que necesitaba el monumento para ser instalado. 
Y qué decir de la Estatua de la Libertad que no sepa todo el mundo... que el diseño fue del escultor Bartholdi, pero que la estructura de acero la tuvo que hacer Eiffel, el de la torre, porque se necesitaba toda una obra de ingeniería interior que sujetara aquella exageración de estatua... que la señora llegó desmontada en 350 piezas... que es verde porque está cubierta de placas de cobre que se han oxidado... y que está disfrazada de los pies a la cabeza de pura simbología de libertad y contra la tiranía.
En sui base hay un poema que dice: «Dadme a los cansados, a los pobres, a las multitudes que ansían respirar la libertad».

Nosotros desde nuestras oficinas centrales del ático del Shangri-La de París hemos tenido la iniciativa de calmar los ánimos entre el gobierno español y el gibraltareño debido a los últimos acontecimientos, y para ello les vamos a hacer un regalo. Un toro de Osborne de 789,1 metros de altura exactamente, y además en 3D; es decir, nada de plano, a lo bestia. A ver si tienen cojones de meterlo dentro del Peñón. eso sí, el toro de Osborne lleva regalo, un batallón entero de legionarios de Melilla !!!!
Y ahora que busquen el pedestal !!! 

Muy buenas tardes a todos.



Jesús González. 2013

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