lunes, 3 de febrero de 2014

Objetivo:Parar un tren en marcha con la mente


Muy buenas noches desde nuestras oficinas de la BBC una vez más. 
Corría el año 1989, concretamente el 1 de octubre y E. Frenkel, un parapsicólogo y curandero mentalista ruso, sintió que había recogido la suficiente energía psicobiológica como para parar un tren. De hecho, estaba tan convencido que intentó demostrarlo. «Primero empecé parando bicicletas y coches, y luego un tranvía...Ahora voy a parar un tren. Sólo en el improbable caso de grave amenaza para mi organismo recurriré a todo mi poder». Dicho y hecho, cerca de Astraján, bien visible con una camisa blanca, Frenkel se plantó sobre las vías, frente a un tren en marcha que se acercaba amenazadoramente, según dijeron después los testigos, «con los brazos levantados, la cabeza baja y el cuerpo tenso». Ni que decir tiene que no logró detener el tren, ni tan siquiera logró frenarlo un poco.
Mi compañero y "medium investigator" con dos masters en exorcismos, un módulo en parapsicología por la escuela taller de Campanillas ( Málaga ) y ocho años y tres días de continuo estudio de los poderes sobrenaturales en el mundo rural campestre, otorgan un 100% de fiabilidad a Antonio Castillo, conocido con el sobre nombre del "Transparenti" en el mundillo este de lo paranormal.
Nuestro "Trasnsparenti Castillo" quiere volver a realizar la prueba fallida del nefasto Frenkel. Castillo dice que le falló el calentamiento, para ello nos hemos desplazado a la estación de tren María Zambrano en Málaga, y escasos 200,1 metros de la llegada del AVE de Madrid, se encuentra calentando.
Antonio lleva dos minutos realizando un curioso ritual que consiste en:

  • Introducirse en su cuerpo unos 2 litros de Jack Daniels.
  • Pintarse la cara con los colores del Málaga C.F.
  • fumarse dos cajetillas de Marlboro 
  • Recitar un antiguo poema babilónico que se encontró una vez en una comida china.
A rastras lo hemos tenido que meter en el andén, no es que no quisiera entrar, es que de los tumbos que daba no había forma de que entrara en la vía correcta. Dos veces intento orinar en las mismas, pero la hora había llegado, el AVE estaba a escasos 300 metros de Antonio, justo en ese momento, en el que el silbato del ten le indicó a Antonio que estaba cerca, Antonio miró al cielo, aspiró, se secó los labios, puso cara de concentración, su cara se empezó a poner roja como un tomate, y justo en el momento en el que el tren iba a ser detenido o Antonio arrollado, salió corriendo por el Vialia al grito de " Que me caaaaaaaaagoooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo, Ahoooooooooooraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa".

Se desconocen las horas que lleva metido en el W.C. del Vialia, pero esperamos todos que salga algún día y se enfrente a su reto.

Un fuerte abrazo "Transparenti".


@maspomada

Jesús González.2014







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